Saturday, November 11, 2006

Obesidad, vejez y vino tinto

La obesidad se ha convertido en un problema de salud pública muy severo, ya que la cifra de individuos con sobrepeso alcanza los 2100 millones a nivel mundial. En la actualidad se asocia a la obesidad con un elevado riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares y diabetes, pero pocas veces se toma en cuenta que los riesgos también se incrementan con la edad, además, con el correr de los años se incrementa el riesgo de desarrollar cáncer y distintas enfermedades inflamatorias. Al respecto, ya se había demostrado que el reducir un 40% la ingesta de calorías es la forma más robusta y reproducible de retardar las enfermedades relacionadas con la edad y de extender la longevidad en mamíferos (en ratoncitos, pues, ah, qué haríamos sin ellos...), de modo que si comen menos viven más.

La correlación entre una limitada dieta calórica y un incremento en la longevidad había inquietado a la comunidad científica, puesto que todo indicaba una conexión directa entre longevidad y sobrepeso, lo cual no es nuevo, todos sabemos que los obesos no viven demasiado. Por décadas se han tratado de aislar compuestos que reduzcan los efectos nocivos de la obesidad, pero no se ha conseguido demasiado. Pero hace dos días, la revista Nature publicó este artículo que abre, a partir de ya, una posible “cura” para la obesidad.

El resveratrol (3,5,4'-trihidroxistilbeno) es un compuesto que se aisló de las uvas y que se encuentra principalmente en la cáscara y las semillas. Diversos estudios ya han demostrado que el resveratrol tiene efectos antioxidantes y antiinflamatorios. Pero en el citado artículo se suministró resveratrol a ratones obesos y se analizó qué efectos tendría el compuesto sobre su salud. Los resultados son fascinantes, el resveratrol disminuye muchos efectos nocivos de la obesidad. Destacan: (1) una mayor cantidad de insulina en sangre (adiós diabetes), (2) una mejora muy significativa en las funciones pancreáticas, hepáticas y cardiacas (adiós ataques prematuros de corazón) y (3) un incremento en la cantidad de mitocondrias en el hígado (las mitocondrias son los componentes celulares que proveen energía y que disminuyen con la obesidad, generando cansancio y debilidad).

El impacto de esta investigación en un futuro inmediato parecen prometedoras. De hecho, el resveratrol se vende ya como un suplemento alimenticio. Resulta también muy interesante que este compuesto se encuentre en las uvas, y por tanto, en el vino. El vino tinto posee más resveratrol que el blanco, ya que el tinto se fermenta con la cáscara, mientras que el blanco no. Pero aguas, no te vayas con la finta, la cantidad de resveratrol suministrado a los ratones equivale a 22 miligramos por kilogramo al día (por lo tanto, un hombre de 100 kilos requeriría 20 gramos por día). Lamento decirte que el vino tinto tiene en promedio sólo 4 miligramos de resveratrol por litro. Haciendo cuentas, una copa de vino tinto contiene sólo 0.3% de la cantidad de resveratrol que necesitarías por día para mejorar tu salud. En resumen, antes de que notaras una mejora significativa gracias al resveratrol presente en el vino, ya tendrías cirrosis. Tampoco salgas corriendo a comprar resveratrol a una tienda, los efectos secundarios de cantidades tan altas de resveratrol como las suministradas a los ratones no están probados en humanos. Mejor espera unos tres añitos, en estos momentos se hacen ya estudios clínicos con el resveratrol en personas obesas y se observan sus efectos (no vaya a ser que las dosis altísimas de este compuesto produzcan enanismo, disminución de neuronas, o yo qué sé).

El resveratrol promete mejorar la salud significativamente y por lo tanto, alargar el ciclo de vida de los obesos, pero tampoco es la panacea. Quedan algunas afecciones asociadas a la obesidad que no mejoran con la ingesta de resveratrol. Pero a partir de este fin, comeré los tacos de maciza, cuerito, buche y nana con una copita de vino, al menos sé que estoy contrarrestando en un 0.3% los efectos nocivos de la grasita. Igual no es mucho pero todo sea por la salud, ¿o no?