Monday, August 13, 2007

¿Extrañas a los dinosaurios?

Yo sí, pero puede que esto sea normal en mi; ya he dejado claro que aquéllos fantásticos animales me provocan cierta adicción. Como sea, es muy triste pensar que están extintos y que nunca veremos uno vivo (no al menos con las herramientas moleculares actuales. Tal vez en un futuro que, al parecer, todavía resulta muy lejano). Dominaban la tierra, eran muy diversos y muy exitosos biológicamente hablando, había de todos tamaños y se hallaban casi en cualquier ecosistema terrestre. Cuesta mucho pensar que pese a ello fueron presa de la todopoderosa selección natural; todos los dinosaurios se extinguieron y ahora sólo los conocemos por sus fósiles. No quedó ni uno vivo, carajo. Espera un momento, algo comienza a oler raro aquí. ¿No te parece muy extraño que tooooodos esos animales tan exitosos se acabaran así como así? Si nos detenemos un poco y lo meditamos suena muy improbable. Digo, las razones de su desaparición no están del todo claras y existen grandes debates al respecto, pero el punto es el mismo: ya no están aquí. Imaginemos el escenario hoy en día y pensemos que todos los mamíferos se extinguen: adiós caballos, adiós perros, adiós leones, etc. Híjole, se antoja muy difícil, ¿no? Y la cosa se torna aún más truculenta si pensamos que sus parientes reptilianos más cercanos (los cocodrilos, por ejemplo) no sufrieron grandes pérdidas*. Hasta suena como un caso digno del ínclito Jaime Maussan (y aunque no lo creas, existen güeyes que creen firmemente que los dinos fueron abducidos por seres extraterrestres...). ¿De verdad se extinguieron todos los dinosaurios?

A pesar de todas las conjeturas la pregunta parece sencilla, nadie ha visto un
Tyrannosaurus rex o un Diplodocus longus merodeando por ahí. Pero en 1868 uno de los padres de la paleontología, Thomas Huxley, observó por vez primera gran similitud entre ciertos terópodos (grupo de dinosaurios al que pertenece nuestro amigo el T. rex y el Velociraptor) y las aves. A partir de este momento se especuló que los dinosaurios y las aves podrían estar emparentados. La prueba fundamental de esta teoría era el descubrimiento de un fósil que tenía todas las características de un dinosaurio, pero que para sorpresa de todos, poseía algo muy parecido a lo que hoy conocemos como plumas. El dinosaurio emplumado en cuestión fue bautizado con el nombre de Archaeopteryx lithographica, era de talla pequeña y su conservación era excelente, no había lugar para las dudas (clíck aquí para ver el fósil original; clíck aquí para ver una reconstrucción) . Basado en lo anterior se formularon dos hipótesis: i) existió un ancestro común el cual dio origen a las aves y los dinosaurios, lo cual implicaría que las aves y los dinosaurios coexistieron durante 200 millones de años, y ii) los dinosaurios dieron origen a las aves, o sea, los dinos son los ancestros de las aves. Para sustentar la primera hipótesis debían encontrarse fósiles de organismos emplumados en épocas tempranas del mesozoico. Hasta hoy no se ha hallado un solo organismo con estas características que vaya más atrás del cretácico (último periodo de reinado dinosaurino). Lo que sí se han encontrado son más y más fósiles de dinosaurios emplumados que apoyan la segunda hipótesis. Tal es la cantidad de información recopilada durante los últimos 50 años, que varios grupos paleontológicos se enfocan en estudiar la aparición y la evolución del vuelo en aves (porque una cosa es que te salgan plumitas, pero otra muy distinta es volar. Por cierto, es un fenómeno digno de análisis; el vuelo sólo ha surgido dos veces en la historia evolutiva de los vertebrados: en aves y en quirópteros, es decir, murciélagos. Todavía no es del todo claro si los reptiles alados [que no dinosaurios] volaban o planeaban; mi percepción es que sólo planeaban y creo que hay una clara distinción entre ambos fenómenos). A este respecto llama mucho la atención el hallazgo de un dinosaurio que poseía 4 alas, uff, ¿qué hacía y cómo lo hacía?

Como te puedes dar cuenta no todos los dinosaurios se extinguieron. Este parece ser el escenario más plausible hace 70 millones de años: ciertos grupos de dinosaurios (al parecer de talla pequeña, aunque este año
se halló esto) comienzan a exhibir plumas en su cuerpo y poco a poco se diversifican. Por alguna razón extremadamente difícil de inferir, todos aquellos dinosaurios que no poseen plumas desaparecen por la extinción conocida como K/T, y los grupos que sobreviven dan lugar, a lo largo de millones de años, a todas las aves que conocemos en la actualidad. Es realmente complejo proponer siquiera las ventajas evolutivas que los dinosaurios emplumados poseían frente a los que no lo estaban. Cualesquiera que hayan sido, les bastó para no morir y llenar los cielos con su presencia.

Ya no extrañes a los dinos, si alguna vez te ataca la nostalgia por no haber conocido su majestuosidad, hurga en tus recuerdos y visualiza al quetzal, al pavorreal, al tucán, al pingüino y al avestruz. Cuando tengas fija la maravillosa diversidad de aves que existe, piensa que hace algunos añitos ellas fueron dinosaurios; piensa que todas ellas provienen de dinosaurios. Si la felicidad te provoca un nudo en la garganta y sientes la necesidad de agradecerle a alguien tal belleza, deposita tus rezos en la deidad más grande: la evolución.

(* Se debe entender por reptiles aquellos organismos cuyos embriones son rodeados por una membrana amniótica. Los dinosaurios poseen características que los distinguen claramente de los cocodrilos; son dos grupos filogenéticos distintos)

Para Eugenia, quien en su incansable búsqueda de las diferentes poblaciones (¡y hasta diferentes especies!) de la iguana Ctenosaura pectinata a lo largo de la costa del pacífico mexicano, ha adquirido características reptilianas y cada vez más se parece a ellos. Ahora es ectoterma y no regula su temperatura corporal, por ejemplo.