1.
Hace algunas semanas la Secretaría de Salud emitió una alerta para que se dejaran de consumir espinacas provenientes de EUA. La razón fue que se había detectado la bacteria Escherichia coli O157:H7 (EHEC) en las espinacas (de hecho fueron los gringos los que se dieron cuenta). Está descrito en la literatura científica que este bicho es capaz de generar severas complicaciones gastrointestinales entre las que destacan: dolor abdominal, diarrea con sangre y vómito. Pero lo verdaderamente peligroso son las toxinas que produce (conocidas como toxinas Shiga), las cuales pueden provocar incluso la muerte mediante un síndrome hemolítico urémico; en pocas palabras, fallo renal. EHEC afecta a países desarrollados (Reino Unido, Japón, EUA) y el brote más escandaloso surgió a principio de los noventas, cuando Jack in the Box vendió hamburguesas contaminadas con esta bacteria en sucursales de Washington, Idaho, Nevada y California. De los 732 infectados 4 perecieron. Pero EHEC no le haría ni cosquillas a la mayoría de los mexicanos, ya que tenemos una especie de “inmunidad cruzada” que nos protege contra la infección por EHEC. Hay dos posibles explicaciones para esto: i) cuando chicos, nos enfermamos de diarrea por comer alimentos infectados y nuestro sistema inmune genera defensas contra esas bacterias, los cuales nos protegen también contra EHEC, ii) nuestra microbiota actual (la cual está en cierta medida enriquecida gracias a la constante ingesta de alimentos acompañados con bacterias que consumimos en la calle) genera una especie de “barrera” para que otras bacterias extrañas no puedan colonizar el tracto intestinal. A la mayoría de nosotros EHEC no nos hubiera hecho nada, pero la alerta era necesaria, siempre existen individuos susceptibles a los cuales sí les afectaría.
2.
Hace poco más de un año, el 28 de Agosto del 2005, el huracán Katrina le pegó con toda su fuerza a Lousiana. Mucho se dijo que el gobierno gringo habría tenido la culpa por no reforzar los diques que protegían de una eventual inundación a Nueva Orleáns. Pero seguramente, dichos diques no habrían hecho nada por evitar la mega inundación en la ciudad y sus alrededores. Nueva Orleáns está por debajo del nivel del mar y se sitúa entre el río Mississippi y el lago Pontchartrain. A principios del siglo XX comenzó un proyecto para drenar grandes terrenos de la ciudad que se componían en su mayoría de pantanos para tener así mayor extensión. Gran pendejada. Tarde o temprano, el agua reclamaría sus terrenos y justamente eso ocurrió con Katrina; toda el agua que habían drenado sólo regresó a ocupar su lugar. Dicen los geólogos que se deben perforar 240 metros bajo el suelo de Nueva Orleáns antes de encontrar roca sólida, antes de eso sólo hay tierra humedecida. Quieren reconstruir la ciudad y reforzar los diques, pero más temprano que tarde llegará otro huracán y se va a inundar todo otra vez. Lo mejor sería desalojar toda la ciudad si no quieren volver a vivir lo mismo. Pero no, los ingenieros creen que le van a poder ganar la batalla a un huracán categoría 5 como Katrina y a toda el agua que trae consigo. Creen que ellos van a poder contener al Mississippi y al Pontchartrain si se desbordan. Échale un ojo a la foto de aquí abajo, fìjate cómo queda sitiada la ciudad por esos dos enormes cuerpos de agua, también observa cómo la ciudad está bajo el nivel del mar, ¿crees que puedan contenerlo? Allá ellos.
Manuscritos en preparación: Funciones fisiológicas del sueño; Los dinosaurios no están extintos; La vida en un lago de dióxido de carbono.