El sueño y la vigilia, como muchos comportamientos y actividades fisiológicas, tienen una periodicidad que ronda las 24 horas. A este fenómeno se le conoce como ritmo circadiano y se sabe que dichos ritmos son endógenos, es decir, se mantienen constantes sin estímulos ambientales. Pero estos ritmos son modulados por señales de tiempo externas que los adaptan al ambiente. La luz del sol es una poderosa señal ambiental que se liga a la fase activa del ritmo circadiano de algunos animales y a la fase inactiva de otros (muchos animales son activos durante la noche y duermen durante el día. Extrañamente, este fenómeno se manifiesta en los humanos cada vez más, por alguna razón nos gusta la noche). Estrictamente hablando el sueño se define mediante cuatro criterios: (1) actividad motora reducida, (2) baja respuesta a estímulos, (3) posturas típicas (en humanos, acostados y con los ojos cerrados) y (4) relativa facilidad para su reversión (esto lo distingue del coma, la hibernación y la estivación).
El sueño se divide en dos etapas: sueño REM (Rapid Eye Movement) y sueño no REM. Cuando comenzamos a dormir, la fase no REM se manifiesta primero; después llega la fase REM, que es una forma activa del sueño en la cual la actividad neuronal casi iguala a la del estado de vigilia. Durante nuestras horas de sueño existen varios ciclos de fases no REM y REM. Estas fases están muy delimitadas y su descubrimiento hace 6 décadas revolucionó el entendimiento del sueño. Resulta interesante que existan varios trastornos asociados a las diferentes fases. Por ejemplo, un estudio demostró que una persona con depresión profunda manifiesta un alivio considerable cuando le son interrumpidas las fases REM del sueño. Pero cuando el sujeto vuelve a dormir de manera normal (sin que se le interrumpa la fase REM), la depresión regresa. (nota pa´ los deprimidos: no crean que es tan fácil interrumpir la fase REM, se necesitan muchos cables y aparatos caros para detectarla, y al menos un tipo que la sepa identificar y los despierte. Costaría un varote.)
Pero, ¿por qué dormimos? Durante los últimos cincuenta años han surgido varias teorías que tratan de explicarlo:
El sueño se divide en dos etapas: sueño REM (Rapid Eye Movement) y sueño no REM. Cuando comenzamos a dormir, la fase no REM se manifiesta primero; después llega la fase REM, que es una forma activa del sueño en la cual la actividad neuronal casi iguala a la del estado de vigilia. Durante nuestras horas de sueño existen varios ciclos de fases no REM y REM. Estas fases están muy delimitadas y su descubrimiento hace 6 décadas revolucionó el entendimiento del sueño. Resulta interesante que existan varios trastornos asociados a las diferentes fases. Por ejemplo, un estudio demostró que una persona con depresión profunda manifiesta un alivio considerable cuando le son interrumpidas las fases REM del sueño. Pero cuando el sujeto vuelve a dormir de manera normal (sin que se le interrumpa la fase REM), la depresión regresa. (nota pa´ los deprimidos: no crean que es tan fácil interrumpir la fase REM, se necesitan muchos cables y aparatos caros para detectarla, y al menos un tipo que la sepa identificar y los despierte. Costaría un varote.)
Pero, ¿por qué dormimos? Durante los últimos cincuenta años han surgido varias teorías que tratan de explicarlo:
i) Conservación de la energía metabólica. Esto se apoya por el hecho de que los mamíferos pequeños tienden a dormir más ya que tienen pocas reservas energéticas y grandes demandas de energía (ésta a mi de entrada ya me huele mal, yo duermo un chingo y no soy precisamente pequeño...). La idea de que el sueño funciona para restituir algo suena atractiva, pero no se ha identificado precisamente qué se restaura durante el sueño.
ii) Cognición. Después de varios días de privación del sueño en humanos, se observa una baja en el desempeño intelectual (tienden a cometer puras pendejadas incluso en operaciones aritméticas básicas, neta), por lo que se ha propuesto que el sueño sirve para ciertas funciones mentales. Sin embargo, la baja en el desempeño intelectual se puede revertir mediante drogas analépticas.
iii) Termorregulación. El cuerpo y el cerebro disminuyen su temperatura durante el sueño, por lo que se ha propuesto que el dormir provee funciones de enfriamiento. Pero por otro lado, a las ratas que se les induce privación del sueño por dos semanas muestran una baja en la temperatura corporal, por lo que también se ha propuesto que el sueño actúa como un mecanismo para retener calor (además de lo contradictorio de las propuestas, cuando a una rata se le priva del sueño por tres semanas, muere, lo que demuestra que el sueño es una función fisiológica básica como beber o comer).
iv) Maduración neural. Algunos reportes apoyan la teoría de que el sueño REM facilita la memoria y el aprendizaje, pero la evidencia no ha sido lo suficientemente fuerte o consistente como para que sea aceptada. De hecho, el aprendizaje puede ocurrir en la ausencia de sueño. Además, se ha postulado que el sueño REM está ligado a la maduración de las células neuronales, ya que la mayoría de los mamíferos duermen gran parte del día cuando acaban de nacer.
Este último punto nos lleva a cuestionar cuánto debemos dormir para desempeñarnos bien en las actividades diarias. Los investigadores coinciden en que eso depende de cada individuo. Algunos deben dormir nueve o diez horas, pero se sabe que hay gente que no necesita más de cuatro o cinco horas para sentirse bien durante el día. Así que no te sientas mal si te tildan de güevón por dormir demasiado, ni modo, lo necesitas para estar bien.
Finalmente, a la luz de tantas ideas acerca del sueño, éste puede tener muchas funciones, porque como pudiste apreciar, cada teoría tiene hechos que la apoyan o la descartan. De manera alternativa, es posible que el sueño tenga una función única que aun no haya sido descubierta. No sé tú, pero creo que si existiera la posibilidad de una vigilia vitalicia mediante alguna droga sin que esto acarrease consecuencias fatales, yo no la tomaría. Sólo imagina ver el mundo día y noche sin cesar; sería verdaderamente perturbador.
Voy a echarme un coyotito.
Este último punto nos lleva a cuestionar cuánto debemos dormir para desempeñarnos bien en las actividades diarias. Los investigadores coinciden en que eso depende de cada individuo. Algunos deben dormir nueve o diez horas, pero se sabe que hay gente que no necesita más de cuatro o cinco horas para sentirse bien durante el día. Así que no te sientas mal si te tildan de güevón por dormir demasiado, ni modo, lo necesitas para estar bien.
Finalmente, a la luz de tantas ideas acerca del sueño, éste puede tener muchas funciones, porque como pudiste apreciar, cada teoría tiene hechos que la apoyan o la descartan. De manera alternativa, es posible que el sueño tenga una función única que aun no haya sido descubierta. No sé tú, pero creo que si existiera la posibilidad de una vigilia vitalicia mediante alguna droga sin que esto acarrease consecuencias fatales, yo no la tomaría. Sólo imagina ver el mundo día y noche sin cesar; sería verdaderamente perturbador.
Voy a echarme un coyotito.