Hace unas cuantas semanas, El Universal publicó una nota en su portal de internet (clic) que se mantuvo como la más leída, la más comentada y la más enviada durante un par de días. El título sentenciaba con tono amenazante: Estudio liga masturbación a cáncer de próstata. En resumen, la nota menciona que los individuos que mantuvieron una alta actividad sexual cuando eran jóvenes (entre los 20s y los 30s), tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer; además, los que se masturban muy frecuentemente, incrementan aun más el riesgo. Planteada de esta manera, sin ningún otro dato adicional, la información vertida parece contundente. Pero de entrada, la nota carece de un dato primordial: no cita el estudio original ni menciona en qué journal fue publicado, el volumen y el año. Dado que la información científica publicada en los periódicos de circulación nacional es por lo general pobre, confusa y mediocre, me dí a la tarea de rastrear la fuente original que dio origen a esta curiosa nota y cotejarla con lo que el diario publicó. Vaya sorpresa.
El único dato extra que se proporcionaba relativo al estudio, era el nombre de “la responsable”, una tal Polyxeni Dimitropoulou. Realicé una búsqueda en las bases de datos donde se concentra la literatura científica y finalmente logré ubicar el artículo original (clic aquí). Lo primero que sorprende es la fecha de publicación: Enero de 2009. Interesante, los sujetos de El Universal publican notas con información disponible desde hace un año (si somos más rigoristas, desde hace año y medio, ya que el artículo fue aceptado por la revista en Mayo del 2008, y se pueden leer los artículos en su sitio web un par de semanas después que fueron aceptados). Al reportar una nota de carácter científico, la prensa nacional suele citar a universidades reconocidas. Esto lo hacen, supongo, para ganar “credibilidad”, por ejemplo: La Universidad de Harvard realizó un estudio que… En este caso, la nota menciona que el responsable está adscrito a Cambridge, pero en realidad sólo un miembro está en dicha universidad, mientras que los demás, incluido el responsable, están adscritos a Nottingham, a un centro en Tailandia y un par de fundaciones británicas.
Abordemos ahora el artículo original. Este tipo de “estudios” son altamente subjetivos y muy poco confiables. Lo que hacen los autores es entregar cuestionarios para indagar la vida sexual de los pacientes. Está probadísimo que la gente tiende a mentir profusamente cuando se le pregunta su vida sexual, inflando el número de encuentros sexuales y la cantidad de parejas que han tenido. Este único hecho es suficiente para dudar abiertamente de las conclusiones de los autores. Pero está bien, asumiremos que los 840 sujetos encuestados dicen sólo la verdad y que los reyes magos viajan por el mundo repartiendo regalos; basados en lo anterior, restan años de investigación para validar de manera experimental, mediante estudios serios hechos por biólogos celulares, que la actividad sexual y la masturbación durante la juventud aumentan el riesgo de padecer cáncer de próstata, y que la misma actividad sexual pero en edad adulta confiere un efecto protector. Vaya, sería interesantísimo, sin duda. Pero como todo indica que es una completa y absoluta mamada que carece de todo sustento, no me preocuparé. Pero ni poquito.